martes, 24 de abril de 2012

La ‘dolce vita’ ya no es tan dulce



El País cuenta las historias de varios colombianos que se las ingenian para sobrevivir en medio de la crisis económica de Italia.

Por Ángela María Collazos

Mientras Giovani Roveri cena con varios amigos en su casa de Milán, el tema del que hablan no son los resultados del ‘Calcio’ (fútbol) ni el último grito de la moda de esta capital europea. “Ahora sólo hablamos de la crisis económica, los sacrificios que tendremos que asumir y las cosas que ya no podemos pagar”, como la deuda de la casa que compró hace tres años.

Este administrador de 30 años llevaba seis trabajando en una agencia de publicidad donde ganaba 1.950 euros (unos $5.070.000). Gracias a esos ingresos tomó un crédito para comprar la casa por la que paga una cuota mensual de 600 euros (alrededor de $1.560.000). El año pasado el panorama le cambió. La empresa lo despidió debido a la difícil situación económica que vive Italia.

La Nación le debe más del 120% de su Producto Interno Bruto, lo que llevó a la dimisión del Primer Ministro, Silvio Berlusconi. Mario Monti, quien lo reemplazó, anunció que los recortes que debe aplicar el Gobierno para salir avante son duros: “Vendrán grandes sacrificios”, dijo.

A Roveri la situación ya le costó el empleo, aunque no baja la guardia y por eso completa su cuarta pasantía en compañías de publicidad y mercadeo en las que gana 600 euros pero sin derecho a prestaciones sociales, “vivir con esto en una ciudad como Milán es casi imposible”, contó. Por fortuna su padre, quien le sirvió de codeudor para el crédito hipotecario, se hizo cargo de la deuda para evitar perder la casa.

Al igual que a Roveri, a la familia de la caleña Andrea Moreno también le ha afectado la crisis, pues se tiene que restringir de algunas cosas con los 2.000 euros que gana su esposo. Por ejemplo, procuran consumir carne sólo cuatro veces a la semana, por su alto costo (3 euros la libra). Él, que siempre fue un amante del arte ha tenido que abstenerse de ese placer, ya que hay que pensar primero en comprar la comida. Moreno, quien estudia Historia, ha dejado de comprar ropa porque sus dos pequeños hijos son una prioridad.

Fabio Favaretto, esposo de la colombiana, relata que la gente antes vivía tranquilamente en ciudades como Venecia, pero a raíz de la crisis empezaron a mudarse a pueblos aledaños porque la vida se ha vuelto costosa.

Así mismo, algunos beneficios como los subsidios que proporcionaba el Comune, lo que equivaldría a la Alcaldía de la ciudad, los han recortado.

Antes el Comune le otorgaba dinero a los desempleados para ayudar a pagar la luz, el agua o por si alguna madre quería matricular en algún curso de piano o fútbol a sus hijos. Ahora esas ayudas se han limitado porque según ellos, no tienen dinero y mucho menos para cosas que no son una prioridad. “Italia parece un país del tercer mundo. No es como en Francia, que si estás desempleado el Gobierno te mantiene y te ayuda a conseguirlo”, se lamenta Moreno.

El flagelo de la crisis también ha cambiado ciertas costumbres, como la compra de la primera propiedad tan pronto los italianos se gradúan de la universidad. Ahora los contratos de trabajo son inestables por lo que es difícil adquirir crédito en el sector financiero, ya que uno de los requisitos es que quien lo solicita lleve cinco años laborando en la misma empresa. No obstante, cuando el préstamo se logra, las personas temen llegar a ser parte del 10% de desempleados que alberga el país.

Para el colombiano, Stevents Rojas, radicado en Parma desde hace tres años, perder el trabajo se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de quienes viven en Italia. “Ahora se está hablando mucho de una ley de despidos fáciles. Pueden despedirte por razones mínimas”, afirma.

Por eso ahora el sueño de tener casa propia ahora es una utopía y un riesgo. Esto se refleja en que el 40% de los italianos entre 30 y 34 años han decidido vivir en casa de sus padres. Según Rojas, quien estudia periodismo, “la otra opción es el alquiler, que en una zona de clase media vale en promedio 900 euros en Milán. Así que para una sola persona vivir bien en una ciudad grande sin ahorrar habría que ganarse unos 1.500 euros, ingreso que muchos no tienen ya que un sueldo mínimo no pasa de los 1.200 euros.”

A pagar impuestos

A esto se le suman que a los italianos que sean dueños de bienes raíces deberán pagar impuestos por los inmuebles que posean, algo que antes de la crisis no existía, medida que consideran inconstitucional.

Por otro lado, el severo plan de austeridad ha afectado notablemente al sistema de salud, pasando de ser gratuito a tener costo. Según cuenta Daniele Fachinetti, empleado de una empresa de moda, “actualmente pagamos unos ‘tickets’ por medicamentos y tratamientos, cuyo valor es proporcional a los ingresos de la familia, pero estos son cada vez más caros”.

Sólo están exentos de pagar los menores de 6 años y los menores de 65 años con ingresos anuales menores de 36.152 euros, discapacitados, embarazadas y desempleados. Para los demás el costo de los medicamentos y de los tratamientos oscila entres 2 y 4 euros. El valor fijo de una cita médica es de 23 euros, una resonancia magnética 70 euros y una cirugía ambulatoria 46 euros.

La reforma pensional también es otro de los sacrificios a los que se han tenido que someter si es que no quieren que Italia se lleve consigo la estabilidad de la Unión Europea. La edad de jubilación paso de 60 años a 65 para hombres y mujeres, según anunció el ministro Monti, quien espera congelar las pensiones para el 2012, aunque se especula que sólo será para los más adinerados.

Según Alessandro Vernarelli, administrador de empresas radicado en Londres, su padre que vive en Italia, cotizó para recibir una pensión de 5.000 euros, y tal parece le sería disminuida el próximo año, aunque no sabe en cuánto. Vernarelli advierte que “Italia tiene una población de adultos mayores muy alta, por lo que al sistema a la larga se le vuelve insostenible. Los jóvenes no soñamos a llegar a tener una”.

Los italianos han comenzado a sentir que su nivel de vida que solía ser muy alto ha disminuido. Los ciudadanos se sumen en la desolación de un futuro incierto. Para ellos el bienestar al que estaban acostumbrados ahora es un simple recuerdo.

Según el economista Gabriele Valentini, la sensación general es que “ahora somos parte del tercer mundo, nos hemos ‘latinoamericanizado’ y la sociedad no está acostumbrada a esto”.  

Pese a todo esto, Italia aún respira y aunque para muchos la designación de Mario Monti como primer ministro significa una esperanza de cambio, para otros es un economista que por su trayectoria en grandes grupos financieros está más alineado con los intereses del sistema bancario universal que con los intereses del bienestar común, como dice Valentini “es probable que los más humildes sean los que paguen con lágrimas y sangre”.


La cultura del placer
El italiano es un fiel amante de los placeres. Pero a raíz de la crisis se ha visto obligado a hacer cambios en su estilo de vida.

La ‘dolce vita’ se acaba. Esa que va acorde con la buena mesa, los viajes y la moda.
Ahora, antes de de satisfacer un ‘antojo’ deben pensarlo dos veces y abstenerse de hacer gastos innecesarios.

En cuanto a la comida y la ropa son precavidos y buscan las ofertas, aún así se resisten a inhibirse de tener en su casa buenas botellas de vino y pasta, y la ropa, por su alta calidad, no se privan de adquirirla, a pesar de que el IVA subió un punto, pasó de 20% a 21%.
No obstante, los largos viajes que antes eran programados, ahora continúan haciéndose con la única precaución de hacerlos más breves; ya no suelen ser de un mes, sino de ocho días.

En cuanto al ambiente que se vive en Italia, aunque siempre se ha visto gente pidiendo limosna en la calle, en especial los ‘zingari’ (gitanos), la crisis no ha alterado la tranquilidad y la seguridad de la que siempre se ha disfrutado.

Las ciudades siguen siendo organizadas, limpias, y en los pueblos pequeños, por lo general, no se registra ni un solo robo.

Igualmente, el nivel de turismo se ha incrementado e Italia sigue siendo uno de los destinos más codiciados por su historia, su cultura, la arquitectura y el arte. 

Frases:
"Las vacunas de los niños antes eran obligatorias y muchos padres se quejaban de esto. Ahora dan la opción de que si quieres no los vacunas. Seguramente habrán padres que no lo harán, y así el gobierno aprovecha y ahorra ese gasto". Andrea Moreno, estudiante colombiana radicada en Quarto D'altino.

"Los italianos ahorramos mucho y las familias por lo general son pequeñas; tienen si mucho un hijo. Los que más sufren son los inmigrantes de África y el medio oriente, porque tienen muchos hijos y no pueden ahorrar. Un jardín infantil cuesta US$1.000, si tienen varios niños el salario no les alcanza". Andrea Bressan, vendedor italiano.

Publicado el 28 de noviembre de 2011, diario El País, Cali, sección Vé.
Ver en: http://www.elpais.com.co/elpais/internacional/noticias/asi-viven-colombianos-crisis-economica-en-italia

lunes, 23 de abril de 2012

Palabras huérfanas


Para que el idioma se revitalice, hasta el 30 de mayo estará vigente la campaña ‘Adopta una palabra’, para luego hacer un diccionario popular.

Por Ángela María Collazos

Que hoy se celebre el Día del Idioma Español no es una casualidad. El 23 de abril coincide con la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare, dos razones de peso para suponer que esta fecha estaba destinada para dedicársela a las letras.

Con el ánimo de engrandecer la lengua española y el dialecto colombiano, Rtvc, Radio Nacional Televisión de Colombia, está promoviendo hasta el 30 de abril la campaña ‘Adopta una palabra, hazla feliz, dale un hogar’, la cual invita a todos los colombianos a revivir esos términos, propios de los regionalismos y de las épocas de antaño, que sobreviven sólo en el vocabulario de los abuelos.

Paula Arenas, asesora de contenidos de Rtvc explica que la idea de la campaña es “hacer un registro de lo que es la sociedad colombiana a través del lenguaje, debido a que este da cuenta de dónde venimos, de la región donde crecimos y es una manera de recopilar esas memorias”.

Además de motivar a la gente a que recuerde esas palabras, muchas en vía de extinción, el objetivo es crear un diccionario lejos de los formalismos de la Real Academia Española, cuyos términos deben pasar por una serie de estudios para ser avalados. Este será un diccionario cercano a la gente y a su forma de expresarse, sin ninguna intervención de expertos, pues según Arenas estas “no son palabras que se enseñen en el colegio o que se puedan leer. Son palabras orales, esas que la gente te grita en la calle, el verdadero lenguaje”.

Pero, ¿por qué la manera como hablamos va a cambiando a través de los años y hay palabras que ya poco utilizamos? Los expertos indican que por tratarse de palabras que se transmiten de voz a voz sin tener un registro, es una de las causas por las que se vuelven pasajeras.

Para el profesor Cleóbulo Sabogal el idioma es un organismo vivo en constante evolución y es un fenómeno normal que hayan términos que caigan en desuso. “Sin embargo, siempre nacerán nuevas palabras ya que la riqueza léxica de un idioma es inagotable”. Además afirma que la campaña incentiva en los jóvenes la necesidad de enriquecer su vocabulario, que cada día es más pobre y limitado gracias a los medios instantáneos de comunicación.

La tecnología, de alguna manera, ha causado que se pierda el encanto de la conversación y de la poesía; la gente ya no saborea las palabras sino que han hecho del idioma algo funcional.

Y por supuesto, el consultor idiomático del Canal Caracol aceptó el reto de adoptar una palabra ya poco usada: 'mequetrefe', que significa hombre de poco provecho.

Cómo adoptar una palabra

Para darle vida a una palabra habría que agregarla al vocabulario cotidiano, tarea fácil siempre y cuando se conozca su definición. Por ejemplo, la palabra 'afugia', que quiere decir desasosiego, ansiedad o afán,  podría sustituir la común expresión “no te afanes” por “no te afugies”. O la palabra 'albricia', cuyo significado es 'noticia', que podría ser empleada en la expresión “te traigo albricias”.

Una de las 3.000 palabras que se espera esté en el diccionario es 'inmarcesible', término contenido en el Himno Nacional. Y aunque Shakira fue recientemente blanco de chistes en redes sociales por una equivocación en la interpretación del himno, vale la pena preguntarse si entendemos lo que cantamos. 'Inmarcesible' es una palabra tomada del latín que significa: que nunca se marchita. No se trataba de una palabra que utilizara la gente del común; la usaba escasamente una elite excluyente sólo de manera escrita en el Siglo XVIII y hoy se revive en el Himno colombiano.

Para el poeta caleño Jotamario Arbeláez un escritor debe tener la misión de no dejar perder estas palabras que con el paso del tiempo agonizan. Una de las palabras que más ha usado en sus escritos este apasionado del nadaísmo es 'encañengar' o 'cañengo', que significa “encarte o persona muy fea para el sexo opuesto”. Y si de adoptar palabras se trata le daría un hogar al término 'zarrapastroso', utilizado en su poema 'Venganza china': "Las novias que me abandonaron están casadas con zarrapastrosos”.

Según Arbeláez, el máximo representante de la literatura costumbrista, Tomás Carrasquilla, es indudablemente el gran recuperador de la lengua vernácula antioqueña, ya que “emplea una exótica terminología castellana en versión paisa que es impresionante”.

Dicen los expertos que Carrasquilla, un memorioso que se crió en medio de la tradición oral, escribía sus relatos tal como se los habían contado y perpetuó el habla popular de la época en sus novelas.

El idioma es cambiante y muchos términos que hoy en día se utilizan son resultado de los errores que ha cometido la gente del común haciendo malas copias o malas pronunciaciones, ya que las palabras se aprenden fonéticamente dando origen a nuevas expresiones y significados. Por ejemplo, el término 'chichipato', que según la RAE significa “persona que hace pequeños negocios” y coloquialmente, significa 'tacaño', viene de la evolución de la palabra 'pichicato', que se usaba hace 20 años. Y a su vez, ésta tiene su origen en el vocablo italiano pizzicato, que traduce pellizquito, una forma musical de tocar violín.
Para la lingüista caleña, Ana María Díaz, “los significados cambian todo el tiempo y el diccionario de la RAE no alcanza a ir con la marcha del cambio, por eso el significado de una palabra es la que le damos los hablantes”.

La campaña 'Adopta una palabra' ha sido todo un éxito porque ha incentivado de manera emotiva a que la gente aporte sus experiencias lingüisticas. Pero como en todo, la finalidad de la campaña también tiene sus detractores como el ensayista y novelista, Héctor Abad Faciolince, quien asegura que “si una palabra se muere, hay que dejarla descansar en paz. No creo que la lengua que hablamos se pueda dirigir de ninguna manera, porque la lengua es rebelde y sigue siempre su camino”.

Según el escritor colombiano, las campañas sirven para que la gente hable de un modo consciente y para él la lengua debe fluir insconscientemente y serena. Para dar un ejemplo, se refiere a la palabra 'conticinio' considerada por él una palabra muy hermosa del español, que significa “momento de la noche en el que cesa todo ruido. Pero, ¿cuánta gente sabe lo que quiere decir conticinio? Si la uso, no me entienden”, concluye el autor.

Finalmente, el diccionario que hoy se está presentando preliminarmente en la XXV Feria Internacional del Libro de Bogotá y que se cerrará el próximo 30 de abril, será un testimonio de lo que fuimos y somos, y vale la pena tener un registro de esa historia lingüistica genuina, del que los autores seamos todos los colombianos.

Para unirse a la campaña puedes enviar tus palabras vía Twitter a: @elpaiscali o a @senalcolombia - #adoptaunapalabra. O por Facebook a: senalcolombiapaginaoficial o diarioelpaiscali

El diccionario puede consultarse en bit.ly/adoptaunapalabra o http://www.senalcolombia.tv/

Para adoptar 
  • Atisbe: observe, esté pendiente.
  • Bregar: intentar muchas veces.
  • Casquivana: mujer libidinosa.
  • Díscolo: necio, malicioso, rebelde.
  • Escaparate: armario.
  • Famélico: hambriento, delgado, flaco.
  • Gallada: grupo de amigos.
  • Hierático: cuya expresión no deja adivinar sentimiento alguno, cara de póquer.
  • Imparajitable: inevitable, forzoso, sin excepción.
  • Juete: cuerda, látigo u otro implemento usado para golpear.
  • Kikato: niño pequeño.
  • Líchigo: algo pequeño, miserable, tacaño.
  • Maula: adjetivo que significa que una persona se hace el tonto para no ayudar a alguien que está necesitando.
  • Misiá: forma de refirirse a una mujer, similiar a doña.
  • Ñuco: alguien que se viste con mal gusto.
  • Ósculo: beso.
  • Pelafustán: alguien insignificante.
  • Pereque: complicación, enredo.
  • Quicio: parte de la puerta o la ventana en la que se aseguran las bisagras.
  • Rimbombante: ostentoso, llamativo.
  • Sopetón: sorpresa, algo inesperado.
  • Ufanar: presumir o engreír.
  • Viringo: desnudo, sin ropa.
  • Yeyo: desmayo.
Publicado el 23 de abril de 2012, diario El País, Cali, sección Vé.